Definición
Se describe como la competencia para percibir las relaciones que existen entre varias especies o grupos de objetos y personas, así como reconocer y establecer si existen distinciones y semejanzas entre ellos. Los naturalistas suelen ser hábiles para observar, identificar y clasificar a los miembros de un grupo o especie, e incluso para descubrir nuevas especies. Su campo de observación más afín es el mundo natural, donde pueden reconocer flora y fauna, y utilizar productivamente sus habilidades en actividades de caza, ciencias biológicas y conservación de la naturaleza. Sin embargo puede ser aplicada también en cualquier ámbito de la ciencia y la cultura, porque las características de este tipo de inteligencia se ciñen a las cualidades esperadas en personas que se dedican a la investigación y siguen los pasos propios del método científico.
Presentación
Originalmente la Teoría de las Inteligencias Múltiples, de Howard Gardner, comprendía 7 tipos diferentes; pero en 1995 el autor agregó la Inteligencia Naturalista. Al principio las capacidades propias de ésta eran incluidas entre la Inteligencia lógico-matemática y la Inteligencia visual-espacial; pero tomando en cuenta diversos aspectos cognoscitivos como observación, selección, habilidades de ordenación y clasificación, reconocimiento de secuencias de desarrollo, así como la formulación de hipótesis, aplicados en forma práctica en el conocimiento del medio, Howard Gardner consideró que ésta merecía reconocimiento como inteligencia independiente.
Muchas personas tienen estas habilidades, y de hecho podemos verlas en una etapa normal del desarrollo infantil, cuando los niños coleccionan, ordenan y clasifican coches, figuritas, estampillas, corcholatas o adornos, habilidades que también son propias del pensamiento lógico, por lo que se explica que Gardner originalmente solo hubiera postulado la Inteligencia lógico-matemática y de ésta desprendiera la inteligencia naturalista.
Lo que diferencia a ambas inteligencias es la aplicación, mientras en la lógica-matemática la tendencia es hacia la abstracción y solución de problemas en forma mental; en cambio la inteligencia naturalista emplea estas capacidades para acercarse al mundo tangible y cercano de la naturaleza y buscar aplicaciones de tipo práctico y cotidiano.
En realidad todas las personas aplicamos la inteligencia naturalista al reconocer plantas, animales, personas o elementos de nuestro entorno natural. Las interacciones con el medio físico nos ayudan a desarrollar la percepción de las causas y sus efectos y los comportamientos o fenómenos que puedan existir en el futuro; como por ejemplo la observación de los cambios climáticos que se producen en el transcurso de las estaciones del año y su influencia entre los humanos, los animales y las plantas.
Gardner postula que este tipo de inteligencia debió tener su origen en las necesidades de los primeros seres humanos, ya que su sobrevivencia dependía en gran parte del reconocimiento que hicieran de especies útiles y perjudiciales, de la observación del clima y sus cambios y de ampliar los recursos disponibles para la alimentación.
Nuestro entorno en el siglo XXI difiere mucho del de nuestros ancestros y no podemos explorar grandes extensiones, ni tener pleno contacto con la naturaleza, pues solemos pasar nuestra vida en espacios cerrados y caminando sobre suelos artificiales; sin embargo, eso no es impedimento para el desarrollo de esta inteligencia, ya que las personas que tienen este modo de acercarse al conocimiento pueden ejercerlo en múltiples profesiones y aplicarlo en cualquier campo del saber humano.
Las personas con este tipo de inteligencia más desarrollada, tienen especial gusto y habilidad para percibir fenómenos, observar y comparar datos, clasificarlos, extraer los significados, formular y poner a prueba hipótesis. En pocas palabras, tienen gusto por la investigación y son muy observadores. Todas estas habilidades son propias del método científico, y por lo tanto cualquier persona que tiene inclinación por la investigación; independientemente del tema o campo donde la aplique, tiene afinidad con este tipo de inteligencia.
Esta habilidad para diferenciar cosas, especies u objetos naturales o fabricados es desarrollada incluso por personas ciegas, ya que no es un requisito indispensable ver los objetos para percibirlos y esta clasificación puede hacerse por medio del tacto, el olor o el oído.
La inteligencia naturalista se pone de manifiesto en muchas áreas de investigación científica: biología, botánica, zoología o entomología y medicina, que suelen ser ejercidas por personas con este tipo de inteligencia, que investigan los orígenes, el desarrollo y la estructura de organismos vivientes y producen complejos sistemas de clasificación.
También se encuentran en otras áreas de la actividad humana: el autor agrega actividades artísticas y prácticas religiosas o ritualistas que están relacionadas con la naturaleza, especialmente chamanes y curanderos, cuyos conocimientos están ligados a las habilidades perceptuales del naturalista.
En este sentido, podemos afirmar que desde el principio de la historia y en todas las culturas las personas que aportan su intuición y conocimientos para reconocer las especies útiles y perjudiciales, así como para clasificar sus propiedades y usos, son muy apreciadas por los beneficios que con su saber aportan a su sociedad.
Así se valoran las habilidades del hierbero, el cazador, el cocinero que utiliza y combina especies, el jardinero que conserva y cultiva la flora, entre otros que sustentan una inteligencia de este tipo, así como los individuos que perciben y estudian los fenómenos que tienen lugar en el espacio infinito del macrocosmos o en el microcosmos de una célula.
El avance del saber y la cultura es producto de la conjunción de todas las personas que poseen los diferentes tipos de inteligencia: todas son importantes pero, independientemente del campo donde se desarrollen, son las personas con inteligencia naturalista las que buscan lo desconocido en lo ya conocido e indagan el porqué de las cosas, son los que se hacen preguntas que van mas allá de las respuestas fáciles, porque son buscadores innatos de algo más.
Características
En realidad todos los humanos de alguna manera somos naturalistas dispuestos a explorar el mundo en el que nacimos a través de nuestros sentidos. Desde pequeños descubrimos nuestro entorno por medio de la percepción táctil y sensorial, observamos activamente las cosas y poco a poco también vamos reflexionando sobre lo que percibimos y nos hacemos preguntas.
Es muy común el interés de los niños por conocer el funcionamiento de las cosas, maravillarse por el crecimiento de las plantas, su deseo de tener mascotas y cuidarlas y todos pasan por una etapa de clasificación y ordenación de los objetos. Pero muchos van distinguiéndose por su amor a la naturaleza y tienen interés por interactuar con ejemplares de diversas especies animales y se fascinan por verlos en los zoológicos y buscan cuidar y conservar la ecología del lugar donde viven.
El campo de influencia de esta inteligencia es muy amplio y no es posible circunscribirlo a un rango estrecho de expresiones, pero es probable que los niños y los adultos que tengan especialmente desarrollada este tipo de inteligencia, independientemente del campo donde lo apliquen, presenten las siguientes características:
• Exploran ámbitos humanos de la cultura, la ciencia y el mundo de la naturaleza con interés y entusiasmo.
• Aprovechan oportunidades para observar, identificar, interactuar con objetos, plantas o animales y para encargarse de su cuidado.
• Establecen categorías o clasifican objetos según sus características.
• Manifiestan deseos de entender “cómo funcionan las cosas”.
• Reconocen patrones de semejanza o diferencia entre miembros de una misma especie o clases de objetos.
• Abordan el aprendizaje acerca de los ciclos vitales de la flora o fauna y las etapas de producción de objetos fabricados por el hombre.
• Se interesan por la manera en que cambian y evolucionan los sistemas.
• Demuestran interés por las relaciones que se establecen entre las especies y/o la interdependencia de los sistemas naturales y humanos.
• Tienen interés en utilizar herramientas de observación como: microscopios, binoculares, telescopios, cuadernos de notas o computadoras para estudiar organismos o sistemas.
• Demuestran interés por las carreras de biología, ecología, medicina, química, zoología, ingeniería forestal o botánica, entre otras.
• Desarrollan nuevas clasificaciones y teorías acerca de los ciclos vitales o que revelen nuevos patrones e interconexiones entre objetos y sistemas.
Las habilidades del pensamiento naturalista pueden ser aplicadas a muchas disciplinas, ya que entre sus capacidades esenciales se incluyen: observación, reflexión, establecimiento de conexiones, clasificación, integración y comunicación de percepciones acerca del mundo natural y humano, y estas habilidades de pensamiento son útiles para cualquier aprendizaje y sobre todo en actividades de investigación.
Sugerencias de Actividades
Las actividades naturistas son muy útiles para niños y jóvenes en todas las materias y en la expansión del pensamiento. Entre las principales estrategias que pueden establecerse están:
Hacer una pregunta básica “¿Por qué este objeto es como es?”, (puede aplicarse a un cuento, operación matemática, hecho histórico, etcétera), es una pregunta que induce a los chicos a buscar sus propios significados e iniciarse en el mundo de la investigación.
Todas los ejercicios que lleven a una educación ambiental, por lo que todo lo que se haga para mantenerlos en contacto con la naturaleza y descubrir y redescubrir sus misterios, aboga en pro de esta inteligencia estimulando el entusiasmo y el misterio que experimentan los niños cuando exploran su mundo. Pueden explorar tanto en su hogar como en la escuela, el jardín o el parque cercano, todo a su alrededor puede ser considerado un enorme museo y se debe inculcar el ser coleccionistas, de hojas, insectos, piedras, estampillas, monedas.
Mediante la actividad de coleccionar los niños y jóvenes ponen en práctica muchas habilidades puesto que observan, reconocen y procesan la información, clasifican, organizan y buscan en los libros datos acerca de los objetos de su colección, independientemente de que tipo de objetos se trate.
Es importante impulsar la investigación de misterios o sucesos del pasado histórico, pero planteando la actividad como una aventura de un investigador al estilo de Sherlock Holmes: esto es ofrecer un hecho misterioso del que sólo se tienen pistas, o un problema ambiental que requiera obtención de información para la toma de decisiones. Pedirles, como si fueran periodistas de la época, que averigüen datos encaminados a descubrir el tiempo y el lugar del suceso, el ámbito del suceso, los participantes, las acciones, el motivo; y desde luego que realicen entrevistas, recopilen datos y elaboren posibles respuestas.
Fomentando la observación. En este aspecto la niñez y juventud actuales son capaces de percibir muchos más datos del entorno informático que un adulto cuando ambos compiten en los videojuegos, pero es necesario fomentarles estas destrezas al estar en contacto con el mundo real.
Decía Ezra Pound que la genialidad es “la capacidad para ver diez cosas en el lugar donde el hombre común sólo ve una”. Esta frase puede ayudar mucho para jugar con los niños y jóvenes a redescubrir su medio ambiente, observar su entorno y verlo de nuevo. Y esto puede reforzarse utilizando en ocasiones la vista o por el contrario vendando los ojos y estimulando el oído, el tacto, el olfato y el gusto prescindiendo de la vista, fomentando las sensaciones perceptuales y ayudando a concentrarse en detalles que normalmente pasan inadvertidos.
Las caminatas a ciegas pueden hacerse en el jardín, en el patio, en el parque o en un día de campo, y comentar luego las sensaciones.
Identificar objetos que previamente se introdujeron en una bolsa, es un ejercicio que estimula el sentido del tacto, pero también la elaboración de preguntas encaminadas a adivinar de qué objetos se trata, ya que con esto se estimulan habilidades del pensamiento como: clasificación, inferencias y formulación de hipótesis, entre otras.
Observar con una lupa o papeles de colores, dibujar directamente un objeto (sin ver el papel) como una forma de observación atenta, ver en qué se parecen y en que se diferencian dos animales o dos paisajes, adoptar un árbol, sembrar algunas semillas y muchas de las tareas escolares en las áreas de geografía y ciencias naturales, son buenos pretextos para inducir el gusto por la investigación.
Visitas a sitios de interés, ya sea por Internet o en una ciudad o un pueblo. Se pueden realizar visitas a acuarios, jardines botánicos, viveros, museos, zoológicos, procurando que el niño explore libremente y dé rienda suelta a su fascinación y posteriormente oiga sus observaciones y comentarios. Procuremos hacerle preguntas que le ayude a clasificar y ordenar la información.